Hay un niño dentro de mí
que tiene por herencia el susto en sus ojos.
Va su mirada allá donde el destino
guarda la referencia de los golpes:
así fue, así tocó, así es y así se delata.
------------------------------------------------
I
Hubo un tiempo en que nací entre alamedas.
De espaldas a lo cotidiano que iba a venir.
Poniendo monedas en los raíles del tren.
Mientras, mi amigo, (que quiso irse)
jugaba a ser hombre y entre sus manos de callo intacto,
liaba un cigarrillo de hojas secas de vid:
tiempo traspasado, madurez senil.
Frente a mi casa había un monte de verde salvador
y sobre él pasee mi torpe curiosidad,
mi temple virgen: viví entre barbas de la tierra,
caminos claroscuros, rocas,
testigos de esencias naturales.
Y adoré las cumbres donde el aire
tiene un sentido de balcón abierto.
Subí los montes, los pechos maternales de la tierra,
y encontré la libertad y casi mi origen,
mi rumiante pasado, mi heredad, y viví y nací.
Y un día transcurrió un sueño,
fue como un éxtasis,
y cuando volví me encontré frente a un espejo:
mi cara llena de espuma aplastada
y participando en mi piel
y metales talándome el rostro.
Hoy sigue allí el monte
compitiendo con mi rostro.
Mis árboles van al blanco
cada vez que talo mi semblante.
Y me llena de curiosidad
ese afán depredador.
Y me llama la atención algo
que al lado mía.....me dice:
\"...nosequien llego a nosequesitio
y dentro de noseque habrá un algo más
para llegar................\"
Y otra vez al lado mía:
\"....queenosequesitio a nosequien
porunnosequemas de una disputa política...
(que coincidencia el final de la palabra
y que bien queda junto a la otra)
por un algo de hierro y botones
de tecnología avanzada,
…podía devastar una amplia......\"
En el marco de mi ventana y a lo lejos
pasa un niño corriendo con un aro delante de él
y miro el aro y sus vueltas
y siento escalofríos.
Y otra vez, como terco loro,
al lado mía alguien dice:
\".....los estados cumplen una función
de igualdadsocialparatodosigual...\"
Las palabras se salen del altavoz,
melosas, convincentes, subliminales,
caen en mis oídos y casi me excito.
Y dale:
\"....el pueblo tiene su derecho y debe ejercerlo
con la autoridad propia que de él emana...\"
Casi me corto de los espasmos.
Y después que el capital ganó.........
Y después que una industria vertió..........
Y después que un niño trabaja............
Y sigue el aro dando vueltas.
Sigue \"casi\" todo igual a estos años de mi edad,
lo único que ha cambiado es la forma de domarnos.
Del látigo que veíamos pasamos a la ceguera
alegre del consumismo y del individualismo:
para callarnos, de lo subliminal hicieron arte.
Mañana me \"pagaran\" la extraordinaria del silencio.
II
Hubo un tiempo que nací sin golpes,
con el residuo intacto y sentado de vez en cuando
junto a la iglesia parroquial
(fui monaguillo en ejercicio de curiosidad)
y vi entrar por la gran puerta de la casa
gestos graves y encopetadas vestimentas,
fuertes golpes en los pechos y miradas conmovidas.
Y ya dentro, vi caer monedas
contadas a hurtadillas antes de la intención,
y manos que removían mi pelo,
y miradas que me lamian el alma,
(yo no representaba ningún supuesto peligro,
al revés, sin pedirmelo yo era su lobezno).
Y en la puerta más grande
(la más pequeña de las iglesias)
Vi entrar gente de desgastadas camisas,
rodillas humildes y abortados bolsillos
ir a los rincones rechazados de una mezcla,
Allí los cuervos ni les miraban,
ni tenían reinos ni condados para comprar el cielo.
Y sufrí la teoría del asombro,
(intacta y de una sola entrega)
vi las manos suplicantes y abiertas.
Vi almas salirse por los ojos
y ojos secos de tanto mojarse,
manos como vid y dedos como sarmientos.
Y vi otros ojos indiferentes
y sentí un mazazo de encolerizada injusticia.
III
Como muriéndome a escondidas,
o reviviendo a veces en una ceniza
llena de latigazos y recuerdos.
O como un dolor recién hecho
Deseándose lleno de una paz.
O adornándome en circunstancias,
como estadísticas de tribunales.
O instalado en la eterna pregunta...
Así se alberga en mí la duda
que edifica todas las intenciones.
Es así y así por veces, constantemente,
arreciándome, ciego,
juntándose en mí los cósmicos residuos
de una duda y de un camino.
O guardando calendarios entre mis cosas,
Pasados, llenos de golpes y signos dudosos,
o incluso de vacíos y pálidos días.
A pesar de todo conservo una actitud
en el residuo, un frío que se precipita
sobre la pregunta y sobre el llanto.
Tendré que esperar la vigilia de lo terso.
Que mi piel se vuelva surco cejijunto,
que venga yo fui y se vaya yo soy
para así poder comprobar mi herencia.
Para entender este reloj, estas horas
arteriales que golpean las preguntas a diario.