Dejen que sus sueños vuelen
y sus anhelos revelen.
Que boguen por anchos mares,
por rincones estelares,
que sean como juglares
entonando sus cantares.
¡Los sueños jamás expiran
cuando coraje transpiran!
¡Que desidias no flagelen
el brillo de sus altares
donde esperanzas suspiran!
Los sueños siempre respiran
cual vientos en los pinares,
donde sentimiento expelen.
Al triunfo que siempre aspiran
en su fe siempre lo miran.
Pues conservan los pilares
que sostienen los bregares
que vencen los avatares
con empeños ejemplares.
¡Por eso siempre que rielen
y que su dicha cincelen!
Autor: Aníbal Rodríguez.