¡Mejor vete ahora! Su mujer le dijo: [Testigos los hijos y la madre de ella, que un día buenas pulgas dejó se instalara junto de su hija y nietos en espera.]
Estoy retirado ya hace algunos años: como fresco viento que alivia el bochorno de un calor intenso, transcurrió mi vida; la alegría de niño con sus pilatunas forjó en mí, aventura.
¿Dónde estoy ahora? Es noche sin ruido con toque de queda por lo de pandemia… El coronavirus que nunca pensaba aquietó la vida; todos temerosos miran desconfiados cuando es que uno tose. Mayores expuestos promulgan el virus; por tanto, la angustia inmoral me apena.
[Querer con amigos vivir experiencias apartando encuentros del mirar que acusa, no lograr cumplirle los acometidos que guarda secretos, compañera mía que aceptó jurando ante Mi Dios un día, continuar la ruta del mismo camino que descubriríamos; tal vez, comentarios de mi amiga Clara algún día decía: Me casé, por creer que alcanzaría libertades de volar por la vida, sin pensar que junto al hombre que mi pasión quería, llegarían retoños obstaculizando y cambiando sueños que otrora me seguían.]
Lejos de mis hijos; aunque por momentos la tecnología fríamente nos muestra risas solidarias, abrazos y besos; distorsionados hologramas que llenan nuestra soledad; pañitos de agua tibia en esta sociedad bombardeada por un enemigo que ataca sin piedad. Nunca lo esperaban… nunca lo esperamos; la incultura calculada por retener poder instó que confiados Morfeo cargara nuestra responsabilidad.
La existencia sigue; y nos enfrentamos a organizaciones corruptas; enriquecimientos generadores de miseria que a todos nos afectará más temprano que tarde.
Por lo pronto es bueno, con la soledad obligada impuesta; sentir esa falta de seres queridos… fuimos por la vida desaprovechando muchas circunstancias que otrora tuvimos; dejando entrevieran egoísmos ciegos y, culpando a otros de las cobardías sembradas en nuestro comportamiento; como un semillero se esparció y dio fuerza corrupta e ignorante a un núcleo vivo y desinformado que produce y muere, sin hallar la veta en la mina de la felicidad.
Gracias a la vida por el sentimiento; poder formar parte de quienes aún, conservan las capacidades de narrar la vida; querer inyectarle como una vacuna, culturas que siempre nos han esquivado, como un rayo dentro de la tempestad hambrienta, con su relampaguear alumbra los miedos y activa el espíritu, saliendo en Defenza con gritos de guerra; se desborda un trueno y cual volcán explota; todos avanzando contra la incultura que nos asesina, al fin la belleza de marchar unidos; obtendremos felicidad llena de salud y vida.
shoss 24/09/2020