Nada de lo que nos llega
cae en saco roto.
De cómo toda vivencia duerme en el adentro
y sale cuando se le proclama su presencia
a tenor de algún estímulo externo.
Todo lo que comes
bebes
duermes
sueñas
respiras
anhelas...
desde que tus sentidos
se abrieron al mundo
conviven contigo,
en silencio,
a veces en grito,
otras susurrando al oído
alguna confidencia.
Todo lo que escuchas,
u oyes y te gusta,
se guarda en tu recámara
y cuando algún son
inesperado
repentino
sale a las ondas del aire
y llegan a tu yunque,
o martillo, o estribo
pergeñan tal vibración
gustosa que te aficiona
de tal manera
que pides volumen
que llenen tus ansias.
Así son los recuerdos
que se guardan
en las habitaciones
del alma.
Si quieres añadir
algún verso, añádelo.
Te doy la licencia.