Edmundo Onofre

De: Noche en vela

—¡Tu carácter, tu carácter! –insiste mi padre–. Forjando tu carácter haré un buen hombre, una mejor persona –me señala–. Nacemos con temperamento, pero sin carácter. El carácter es como el jinete y el temperamento, el caballo. Quien domina a su caballo es el mejor jinete –ejemplifica para que entienda mejor.

Mamá lo escucha, e interviene para recordarle que sólo soy un frágil niño, como tratando de protegerme; papá sonríe y me abraza para que no me asuste con sus brillantes conocimientos.