Detrás de lo que encierra y parapeta
exploro el yacimiento de tu mina
y ciega, mi esperanza, se encamina
dispuesta a descubrirte alguna veta.
Por brunos pasadizos fluye inquieta
y estéril se debate mortecina
en aras de excavar en la neblina
que asfixia mi valor y me lo agrieta.
Tus granos de arenisca los tamizo
tras posos fragmentados de la roca
del túnel que me empuja a visitarte.
A todas tus pepitas visualizo
llevándome al filón que, de esa boca,
tus labios me suponen al besarte.