POÉTICA
No tengo el poema,
no tengo el poeta.
Solamente
el asedio
de la página en blanco.
OTOÑO
La cortina escarlata
de la habitación
se decolora,
y el ocre inerte de la casa
me condena
a no existir.
PLEGARIA
Ven,
derrota mis entrañas
des-cíframe.
Y no te vayas.
OJALÁ
Cuando en medio de la multitud
mi nombre te toque,
y una sonrisa escape de tus labios,
seré tuya —otra vez—
y no de tu memoria.
MEMORIA
Tu aliento se fue con los pájaros,
y tu perfume
(que no olvido)
se hizo niebla, humo.
Ahora, cubres tus heridas
con la ceniza de otro lecho,
mientras que yo
embalsamo nuestra noche
y me desvanezco.