jorge enrique mantilla

La casa del diablo

La casa del diablo

 

De guerras y batallas, de civiles, de soldados y generales

De gobierno centralista conservador, contra insurgentes liberales

Donde el más avezado, se atrincheraba rompiendo los cristales

Guerra de los mil días, muerte de humildes y de otros criminales

Batalla de Palonegro, sudores de perdigones, de llantos infernales

Campos bañados en sangre, de lágrimas de terrores fantasmales

 

Casa de teja, convertida en foso y guarida, de artillería y cañones

En hospital de paso, de masacres, de curaciones y operaciones

Localizada en la loma de los muertos, de gritos desgarradores de sus desesperaciones

En tierra de nadie, enarbolando la bandera del bullicio y sus revoluciones

Donde el diablo atiza el fuego, la envidia y el poder, crueldad de sus traiciones

 

Casa de teja, convertida en el tiempo como tierra de camposanto

Llena de miedos y alaridos, de lucifer que arrastra su espanto

Edificación en ruinas, pero que aún conserva su belleza y encanto

Mansión colonial antigua, de dolores y quejidos de sus quebrantos

 

Casa del diablo, de paredes anchas de tapia pisada

Techo de tejas de barro y pisos de ladrillo cocido. manchada y sangrada

De corredores y zaguanes amplios, de sombras y temores extrañada

De aposentos lúgubres, de terrores y pánicos, de sepulturas de lucifer visitadas

Puertas y ventanas que chirrean escalofríos, de silencios de ultratumba rodeada

De entierros y guacas, de tumbas, de sacrilegios profanadas

Donde lucifer hace presencia, de estremecimientos de ruegos, de llantos exclamada

 

Casa del diablo, de cocina de leña, de tizones y carbones

En la loma de los muertos, pidiendo sus almas que nunca las abandonen

De ruidos extraños que agitan y paralizan de infarto los corazones

Monumento al pavor, al terror, llena de horrores, sorpresas y revelaciones

Donde satanás, con su demonio de carcajadas y adefesios burlones

 

Casa del diablo, monumento en ruinas, que se cae a pedazos

Donde aún se escucha en las noches, los puñetazos y uno que otro balazo

Donde se divisa a lo lejos en la loma de los muertos a lucifer sentado y cabizbajo

De la cocina de leña, en las noches de luna llena, salen llamaradas y fogonazos

Los que visitan la casa grande de lucifer, sienten en sus espaldas arañazos y latigazos

Es el mismísimo diablo y su demonio, que lleva a rastras los muertos

y sus almas en su espinazo.

 

“Joreman” Jorge Enrique Mantilla- Bucaramanga sep 15-2020