Carlos Eduardo

¿Quién te mató?

 

 

 

Ella era miel;

pero, también café;

se murió con la tarde;

me fuí,

nunca supe adónde,

fue un largo transitar vagando sin dirección ni sentido,

hasta que nuevamente te encontré en una mujer distinta,

rosa y jerez,

la amé tanto como a tí;

alguien, no sé quién

la asesinó;

me ha significado recorrer un extenso periplo

en búsqueda de pistas, en indagaciones, los motivos, ...

intentando descifrar el enigma

del o los responsables de tan alevoso crimen.

 

 

Estoy paranoico,

me siento perseguido 

por los  sospechosos.

 

Este estúpido homicida

puede volver a sus andanzas;

no es que me invada el miedo a que me maten,

sino el de no descubrir al autor.

 

Por si es cierto que me persiguen,

he tendido una trampa,

al caer en ella el culpable,

lo atraparé.

 

Sin justicia no tendrás paz

en tu tumba

y yo no podré ir por otra mujer

que sea como tú,

luz naranja

...