ABUELA TEODORA
Crepita la leña, es el fogón de abuela,
leños crujen, los
retuercen las llamas;
sube la llama.. busca salir airosa,
el fuego ruge, violáceas algunas flamas.
Luego el silencio de las horas lentas,
atrás el crujido del fogón altivo.
¿ Dónde están las flamas del recinto?
¿Porqué repican las tristes campanas ?
El fogón dormía, la brasa moría lenta
y sobre el fondo vetusto observé:
la ceniza grisácea esparcida y lloré.
¡Oh tu ausencia..mi querida abuela!
Apagué con mis lágrimas la última brasa
busqué aquellos ojos del color de la miel
su mirada de amor erizaba mi piel;
la tortilla, tu arroz del cielo,
ambrosía en mi boca.
Tu figura callada..tu silencio me calma ,
llenas de luz el jardín de las rosas;
dando alimento a sus aves chineadas
¡Abuela tu vives en el interior de mi alma!
Ella se se apagó como una velita
ya no quiso arder la llama de oriente,
el fogón, las aves, su silencio, no existe;
la ceniza gris, regresa a mí abuelita.
Abuela...el verso llora sobre la alfombra
como una sombra cabizbajo regresa.
Sobre el cristal líquido..una rosa:
te espero ansioso..abuela Teodora.
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Johanny de Jesús.
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