De que han servido mis versos
y mi pensar de poeta,
si la gente de este pueblo
no me recordará,
ni me enterrará
con pompas cuando muera.
Si ninguno declamará mis poemas,
ni hará oración por mi
bajo la luna llena.
Si cuando muera…
profanado será mi cuerpo
en la lúgubre estancia
de una morgue que apesta
y nadie pronunciará mi nombre
como insigne poeta.
Y será más mi indignidad,
cuando en una fosa fría
sea abandonado mi cuerpo
y no pueda escribir
en el aciago silencio
de la estrechez del féretro,
que no permitirá que entren ideas
a mi pensamiento.