El hambre
corta
las venas,
y es
estipendio de fugas
las letanías distantes
de ejemplares magisterios.
El hambre, sí,
ese hachazo
en la espalda de cada uno,
profiriendo
gritos o mensajes
como alas de sangre
en un campo de humo.
El hambre
me corta las arterias,
rehace el silencio
que apacigua mis vértebras,
donde yazgo
energúmeno hecho prisas.
Devoremos pues
la multitud, escualo
gigante de una superficie
enlosada-.
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