susoermida

PESTAÑEO.

 

 

Pestañeo el sueño

y escupo salivas de tiempo

sobre rosales de cebollas

que me saludan con espejos.

Llego a mi casa

arrastrando la quemada nalga

que quedaba sin consumir.

Y arrastro un rabo confundido

que tiene labios con ramos de sollozos.

Son inviernos hechos veranos

en una primavera de noches y tinieblas.

Alimento el filo de mi espada

con batallas de agujas sin terminar.

 

La próstata se pone tonta.

Da meo cuando quiere.

Y yo me voy a la botella de la vida

a ver si provoca la meada oportuna.

 

Y sigo pestañeando de sueño.

Y un diablo afila las uñas

en piedras de naufragios

y una cabra o un cabron

confunde las flores con los relojes.

 

Joder.

 

Que abecedario mal acostumbrado.

Orejas sin sentido

me hablan de un sonido de aguas.

Y dale,

sigo pestañeando de sueño

y así voy al candelabro de mi cama

y me duermo

 

(o eso creo ahora desde este despertar)

 

y me acompaña el rabo lleno de dudas

y donde coleó a los números

de esta elástica circunstancia.

 

Podía poner amen

pero pongo así sea

para que no se mezclen los candelabros

y esta jodienda que nos persigue.