Asklepios

Quiso jugar y gozar con los mares

Quiso jugar  y gozar con los mares,

y con las olas que inundaban la distancias.

Sin arrugar los espacios

ni ofender a los cielos.

Quiso bailar con los sueños, todos

peregrinos, y perderse entre las

miradas aún libres de tentaciones.

También quiso saludar

sonrisas incomprendidas y

eliminar todo el dolor que

en la realidad se derrama. Todo,

con la mirada transparente y algo

apocalíptica ya para el caso

 del todo inapropiada.

Entonces, cubierta por la decepción,

se arropó con la rendición

 de los bostezos y

con dulzura, se dejó caer en el

desprecio común que a todos

gobernaba.

La recuerdo como símbolo último

de todo lo que, desde siempre, nos habría

merecido la pena… pero no llegó a servir

de nada.