Fuiste quedando
ciega de mis manos
yo fui partiendo
desnudo de tu piel
y así
empezó la verdad
a colorearse
de otras formas
no mejores
no peores
sólo diferentes
pero tampoco tanto
como podría parecer
el vacío está envuelto
en oportunidades
y las nuestras
fueron y son
antes
después
siempre
sólo nuestras
como las buscamos
cómo las cumplimos
más allá
o más acá de todo
lo importante
es que te quiero
aunque tu piel
no sea parte
de mi ropa
ni mis manos
ojos dónde te ves
Eduardo A. Bello Martínez
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