Es viernes al fin salgo de trabajar, la tarde esta tan linda que decido ir caminando hasta mi departamento, no hice planes para salir esta noche, no quiero gastar. Voy a recorrer el mercado de San Telmo, suelo hacerlo especialmente los días lindos de primavera me da placer andar por la feria, no exactamente para comprar nada solo observar las cosas interesantes que allí se encuentran, luego comprare unas empanadas para cenar, y disfrutarlas en casa en pantuflas, pijama y una buena peli. Algo en un escaparate me llamo poderosamente la atención un espejo, me cautivo… era tan maravilloso no le podía sacar la mirada. Tenía una forma poco común y su marco era como de Carey, me acerque para verlo mejor y me tope con mi reflejo, me sentí atrapada… Como un acto de impulso inusitado entre al negocio, pregunté el precio, era realmente caro para mi bolsillo, pero no pude contener la tentación, le pregunté al anticuario si podía pagarlo con la tarjeta de crédito, me dijo que no había problema. Con mi tesoro como un trofeo salí, tomé un taxi impaciente por llegar a mi departamento. Al llegar apoye mi adquisición suavemente en la pared para abrir la puerta imaginando a Dalila mi gata festejando mi vuelta entre, Dalila me miro y salto por sobre mí le pego un zarpazo al espejo con un grito paralizante, me asusto, nos asustamos ambas la acaricie pero corrió huyendo vaya a saber dónde, ansiosa olvide a Dalila, tome el espejo y lo apoye despacio en el sillón del living, no podía pensar otra cosa que verlo ya colgado en mi habitación. Cansada pensé por un momento, pedir algo para comer y recordé que ya me había excedido en gastos con mi compra, igual ni hambre tenia, tome el espejo y lo lleve a mi habitación. Recuerdo que ya en la cama no podía sacarle los ojos de encima, opte leer mi libro, en vez de la peli… igual no me podía concentrar, el espejo parecía haberme embrujado… Me quedé dormida sin darme cuenta, un sueño extraño me despertó agitada; una seductora y misteriosa sombra se asomaba del espejo y quería atraparme... tratando de olvidar el sueño me pare, vi mí reflejo en el espejo, mire mi imagen y sonreí, como calmándome. Me senté ya más tranquila en la cama, prendí un cigarrillo, maldito sueño que me descoloco; me vino a la memoria una leyenda sobre los espejos, que solía contarme mi abuela, decía que no había que dejarse atrapar por ellos, son peligrosos decía ella. Cuantas veces en mi loca imaginación de niña, pensé en sumergirme en un mundo paralelo del que hablaba la historia, que existía del otro lado del espejo. Un clima raro se había creado en la habitación observé al espejo, algo extraño lo rodeaba sentí un frio marcado y me dio como miedo volver a mirar la imagen… pero algo me llamaba, me atraía hacia él, me acerque y una mano salió del espejo y me tomo por la cintura como queriendo meterme dentro, aterrada pegue un grito y vi a Dalila saltar atacando al espejo este cayo haciéndose añicos… Solo atiné agarrar a Dalila y salir corriendo de la habitación, pasamos la noche abrazadas en el sillón del living. Sin poder pegar un ojo, lo primero que hice por la mañana es llamar a Julio el encargado del edificio, para que me hiciera el favor de sacar el espejo roto de mi habitación, yo no me atrevía entrar. El hombre, junto los restos de espejo y me dijo a modo de recomendación que revise la calefacción del dormitorio estaba helado algo debe fallar en su aire acondicionado dijo… Julio estaba retirándose cuando me miro y me pregunto —Si usted no lo quiere ¿me regalaría el marco del espejo? — Lléveselo dije, casi sin pensarlo ni poder mirarlo a los ojos; esperando que la extraña y maligna fuerza que sentí que me tomaba se haya destruido entre los añicos que llevaba para tirar... Miriadas