Amo el sonido que detrás de la sonrisa
deja salir sin remedio tu alegría,
Descanso en la gratitud al verme reflejado
en tus ojos al reír.
Me siento satisfecho al ser tu héroe,
al arrancarte la preocupación por un momento.
Y regresas; con una calma, la vista hacia mi
y dices: Eres un tonto, no tienes remedio.
Desearía ser un tonto cada día, por ti
no buscaría remedio alguno
que me curase este estado de afecto simpático.
Quiero ser así por siempre y para ti,
ese que te robe inesperadamente una sonrisa,
una carcajada, una lágrima de alegría.
Deseo ser siempre tu héroe.