En el suelo
me encontraste tirado,
como pájaro herido
que del cielo cayó.
Tu clemencia
y tu compasión,
cambiaron mi apariencia
sanando a mi corazón.
He vuelto a nacer,
con nueva ilusión,
como capullo
que empieza a florecer.
Gracias verdadera mujer,
que a los pies del Señor,
con tu infinito amor,
me fuiste a traer.
He vuelto a volar,
por el azul del cielo,
esta vez diferente,
porque tengo un anhelo.
Agredecido con esta mujer,
mi Amado Señor,
que frente a mi angustia,
me fuiste a poner.
Ahora sé,
lo que es el amor verdadero,
Señor, contigo primero,
y abrazando a mi mujer.
© Saulo García Cabrera