Había una vez en un pequeño pueblo llamado Risitas, donde los habitantes vivían en constante disputa y peleas. Todos los días, se escuchaban gritos y discusiones por cualquier cosa, desde quien había plantado el árbol más bonito hasta quien merecía el premio a la mejor empanada.
Un día, llegó al pueblo un titiritero llamado Paco, con su espectacular teatro de marionetas. La noticia corrió como reguero de pólvora y pronto todos los habitantes se congregaron en la plaza para presenciar el espectáculo.
Paco, con sus marionetas coloridas y divertidas, logró hacer reír a todos los presentes con sus ocurrencias y chistes. Los habitantes del pueblo se olvidaron de sus rencillas y peleas, y se unieron en un coro de risas y aplausos.
Dos horas después, cuando terminó el espectáculo, algo mágico había sucedido en Risitas. Los habitantes habían dejado de pelear y pelearon en su lugar para embellecer el pueblo. Empezaron a trabajar juntos plantando flores, pintando las casas y arreglando las calles.
El titiritero Paco, sin saberlo, había cambiado la vida en el pueblo en tan solo dos horas. Los habitantes de Risitas ahora vivían en armonía y felicidad, gracias a la magia de las marionetas y la bondad de Paco.
Desde entonces, cada año se celebraba un festival en honor a Paco y su teatro de marionetas. El pueblo de Risitas se convirtió en un lugar lleno de color, risas y sobre todo, amor y amistad. Y todo gracias a un titiritero que supo tocar los corazones de sus habitantes y cambiar sus vidas para siempre.