Que tus ojos estén secos
sin derramar una lágrima
que tu corazón palpite
esperando mi regreso.
Que el viento te distraiga
cuando pega en la montaña
y que el sonido del eco
no regrese tu nostalgia.
Que tu sueño sea leve
en un manto de dulzura
que tu sonrisa despierte
al calor de mi ternura.
Que nunca te sientas solo
porque mi alma te acompaña
y en las tardes y la lluvia
estarán mis abrazos de calma.
Que las aves sobrevuelen
tus esperanzas ya marcadas
en estos dos corazones
y en nuestras vidas ya ancladas,
a los cimientos del amor
que entretejen sin premura
la dulzura y la pasión
desbordando esta locura,
que se mueve en nuestro interior
sin espacio, sin mesura
siendo siempre el calor
que a nuestras almas ajusta.
Que tu sonrisa sea amplia
mi señor… Dueño de mi ternura.
Yamila.