Sin palabras, basta con
bañarme en tu rocío,
sentir como tus labios
se resbalan por doquier;
me anego en tu calor
y solo puedo amarte…
lentamente, fuertemente,
con pasión y desgano,
pero siempre amándote
hasta el cansancio, hasta
morir y no saber más de mí.
Sin palabras y a gritos de fe,
me deleito en tus sentidos
que me hablan de todas las formas
de amar, cada poro de mi piel
se dilata extasiado por tu amor;
es recalcitrante esta pasión
que no cesa y se manifiesta
hasta en el más suave roce
que se escapa del alma;
eres mi cafeína o mi más dulce
chocolate, eres mi adictivo placebo.