Miedo sin Terror
Ira sin horror es una forma adyacente de sentir,
cuando no ocurre el mal desenfreno de frenar por morir,
miedo sin terror es morir por vivir,
en las sombras y penumbras yace el eco dominante de Dios,
cuando arde en la soledad la muerte del adiós,
cuando la infelicidad atosiga como aturde,
soy absorta al miedo sin terror,
y todo porque el miedo no existe,
es la ausencia de un todo o de una nada,
los nervios apuntan hacia la debilidad,
autónoma de la fragilidad,
no tengo miedo sino que soy caudalosa,
soy como el mar o como la lluvia,
que vá empapando el suelo seco,
estéril e infértil de deseos nuevos,
o como el río vá al mar,
así seré después,
si fui como el viento o como la tormenta,
si fui como el ingrato porvenir,
o como la suerte al azar,
y ahora soy como el horror o como la nueva dirección,
y sin salida voy en busca del ocaso,
o del sol en el amanecer,
pues, soy como lo que fui un sol veraniego,
cuando no niego lo que fui,
si ahora como la copla o como la copa de vino,
derramada en sangre o como el mismo tiempo,
o como el sol con lluvia,
que vá creciendo y que es longeva,
como el tiempo, o como el imperio,
no dejo de sentir el temor,
cuando ocurre lo que discurre,
cuando empapa lo que más es seco,
y enardece lo que enternece en una verdad,
es el miedo o el terror,
es el horror o el miedo,
terrorífico momento,
instantáneo y fantasmagórica emoción,
y con la pena absorbente,
queda el miedo sosegado,
temeroso y mal oliente,
que queda con el dolor,
hiriente a muerte y sufrir,
es la muerte como el bien triunfante,
o es la vida como el mal desastre,
o es la vida como es la sombra e inerte,
que yace sin temor hacia la inexistente ira,
cuando comienza a decaer en el vaso hasta el tope,
o es como el desenlace o es un final gratificante,
de odios y de sombra y de penumbras y de noches a solas,
cuando arde el silencio atemorizante,
de espantos y de soledades,
de inciertos y de dolores,
cuando incurre lo que denegro,
y es íntegro como la muerte de color negro,
y el odio y la ira no absuelve de sombras,
cuando ya’el deceso llega,
como podrido está el mundo,
cuando yace la victoria de una ira,
acomodada entre los pechos sangrantes de odio,
cuando en la comarca advierte un derrumbe,
que se vá como llega más,
la vida sin la muerte,
y la muerte sin vida,
no es contradictorio,
sino es satisfactorio,
como lo fue amar sin amor,
y amor sin amar,
es sentir el miedo sin horror,
y el horro sin cautiverio,
es la ida como la gran herida,
que perfila cuando crece en el corazón,
como una espina que duele,
y son las espinas de las rosas,
que duelen por tomarla con las manos,
y en silencios creer que el sentido es bueno,
como el buen dolor,
pero, que queda como el bien o el mal,
que interpreta en mercar su inhibición,
es el miedo sin terror,
y el terror sin miedo,
cuando horrorizo el camino de miedos,
y en verdad que yá no tengo más miedo,
en saber que la verdad,
ocurre cuando menos te lo esperas,
cuando es inadvertida la espera,
y es inalterado lo inesperado….