romulo gerardo

Desahogo

Está ves no hay sonoridad en las palabras,  solo un hueco al pronunciarlas, un vacío, con suerte una náusea. 

De pronto los resentires de viejas infancias adoptan las formas de los párrafos que acompañan al ácido que destrona mi sueño. 

Opto por sepultar la mirada en la almohada para asi colmar lo horrores que guardan mis entrañas.

Ya que hoy no hay sutileza, se han petrificado las metáforas, se ha desbordado la métrica, solo un absurdo desahogo, un grito enmudecido.

Que me ha acogido el alma vieja, agria, y no hay doctrina que me escape de los coliseos de mi mente. 

Dónde libro batallas y ejecuciones atroces. Algunas con causas nobles, otras con tiránicos estandartes.

A veces encuentro tregua en exhumados placeres como resusitar las pulsiones que me arrastran al calor corpóreo ageno. 

Tregua que en breve me devuelve al hierro que desprende mi propia carne, con la mirada clavada en la almoada hundido en el agobio de la marea de ácidos, y ver mi propio pulgar condenando mi existencia...