Como una golondrina pasajera me aventuro,
Por los valles pubescentes de tu cuerpo.
Para orlar la belleza de tus montes,
Dos jazmines en el pico estoy trayendo.
Divagando la forma de entregarme,
En la lozanía de un divino beso,
Ante mis ojos curvas peligrosas aparecen,
Henchidas de pasión, rozan mi pecho.
Mis labios beben en tu piel humedecida,
Como los pajarillos en las hojas, el rocío,
O las mariposas, el zumo de las rosas, con
Ternura, para no horadar tu hermosa figura.
Es entonces cuando entre caricias
Empiezan los temblores en tus valles y,
Por la quebrada, al centro de tu vórtice,
Densos efluvios acuosos se desbordan.
Delalma
29/09/2020