Camino por calles de barrios tranquilos, cercaron los juegos en todas las plazas, le advierte la madre, no juegues con el otro niño tan cerca, no lo abraces, no lo beses, tampoco a los abuelos, los tíos y la madrina.
Cumplo con el ceremonial, un barbijo negro tapa mi boca, simulan el duelo de mis labios que no besan mas la boca ausente de fresa que endulzó la mía.
Camino despacio, mirando la gente, mientras en mi mente divaga difusa su imagen se aleja, ahora un poco más.
Siento frío, mucho frío, ya no está mas para abrigarme con sus brazos, quizás su ausencia el viento la convierta en un gran remolino arrastrando las hojas de los bellos recuerdos, depositándolos talvez al resguardo en una nube de blanca pureza, como fue la de nuestro amor.
De Horacio Vilchez: Vilki