Entre arpegios
me suenas a calma
a latidos de la tierra
a latidos del cielo
a latidos de mi alma.
Y tu ritmo es
el que deseo ser
desde cada luna que comienza
desde cada mañana que cambia.
Bendito corazón
que enmudece su frecuencia
y fortalece su costura
ventrículos de luz
aurículas que pulsan
decibeles de apertura.
Quédate entre velos
para que la esperanza
no venza
para que la añoranza
desaparezca.