William Irving Howard Lopez

Frater dolor.

  

 

Dos cisnes de un  mismo vientre

y de un mismo paraíso,

se enfrentan en medio

del regazo de la madre adolorida.

 

Llevados a la muerte

por los morbosos cantos de sirenas,

que petrifican al oído y a la razón,

cabalgan sobre la crueldad

del error irreflexivo

hasta descender

a la oquedad del inframundo.

 

La bestia del amargo encanto

disfrazada de limpia espada

ha incursionado impunemente

en la pulcritud del beso sincero

y sin advertencia alguna

ha corroído a los dulces corazones.

 

Lágrimas de un mismo ojo

Invaden a un mismo corazón.

Llora la carne,

llora la madre por sus vástagos,

y desde sus labios se desprende

una plegaria hacia el creador,                                                                

por el exterminio de la pesadilla

y el resurgimiento del fénix del amor.

 

Que la sabiduría de la meditación

invada el espíritu de los cisnes enfrentados

devolviendo la sonrisa

a la atribulada y amorosa

madre patria.