Me gusta mostrarme fuerte pero en verdad no lo soy,
no sé si vengo o si voy cuando creo entrever la muerte.
Si acaso quisiera verme, me encontrará como estoy,
con el pecho preparado para entregarme a su suerte.
Pues los años me curtieron con soledad y dolores,
privándome de primores de amores que se perdieron;
mas así fortalecieron mi coraje y mis valores
y hoy los llevo como honores que a mi alma se suscribieron.
Y de llegar la contienda con que me deba enfrentar
jamás será mi acción llorar, me lo dice la conciencia,
y dando lucha a esa afrenta me habré de envalentonar
y la vida he de resguardar frente a su dura presencia.
Será enfrentamiento a dúo, que no acabará empatado,
mas se muy bien que estará Dios... pues será el juez y el jurado.
Jorge Horacio Richino
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