Anngiels Simplemente Mujer

PUEDO SER (Relato erĂ³tico)

 

Me deslizo sobre tu cuerpo como gata salvaje, alcanzo tu boca de caramelo líquido deteniéndome en sus labios, anclo mis besos  en sus orillas húmedas y apetecibles.

Reptan tu pecho mis dedos como diminutas serpientes, ávidas  por recorrer tu amplio territorio, descienden lentas por las planicies de tu vientre para internarse en frondoso monte donde se erecta el árbol de la vida, su sabia apetecible se prepara para bendecir la pira de los deseos más fantásticos y lujuriosos que imagina mi mente perversa, alimentada por el fuego  que emana tu cuerpo y la codicia que brilla en tus ojos.

Me deslizo, como una pantera a punto de atacar, el temblor de tu cuerpo delata tu estado, y yo, hambrienta fiera en celo, me propongo saciar mi sed con tu savia, mi hambre con tu carne tierna.

Hincar mis dientes en tu cuello suavemente agudiza el latido de tus sienes, te entregas como lo hace el animal vencido consciente de que sus fuerzas  han llegado a su fin, extendido,  con el pecho palpitante y tu respiración agitada donde apenas   se escapa un leve suspiro, te veo bajo mi cuerpo, tus ojos semicerrados, y todo vos enajenado por el placer,  siento como escapan palomas de tu pecho convertidas  en suaves jadeos; tu cuerpo es fuego, volcán en explosión, me convierto en lava derramándose por tus laderas  y el temblor de tu cuerpo semeja el de la tierra frenética bajo los rugidos del volcán que no deja de expandir su furia.

Insaciable exploro tu cuerpo, mis manos, lengua, labios son un ejército caminando firme tus parcelas, reconociendo cada rincón, cada pliegue. Puedo ser felino, lava, explorador, mariposa, o simplemente amazona cabalgando sobre tu cuerpo, puedo sentirme mujer, plena y absoluta bajo el encanto de tus ojos perdidos en la niebla que produce la evaporación del placer que brota de nosotros, puedo convertirme en ama y esclava y pasar de ser pantera a una minúscula gatita arrebujada en tu costado oliendo el salobre aroma de tu cuerpo húmedo y exhausto derribado en mi lecho que huele a nuestras esencias y me narcotiza. Puedo ser simplemente una mujer enamorada, entregada a tu lujuria sin tregua, animal voraz, o simplemente dócil gacela resignada a morir bajo la estocada de tus colmillos que abrirán la herida donde tu boca beberá hasta la última gota de vida que ya te pertenece.

 

Ángela Grigera Moreno

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