Mi voz seguirá tronando
cuanto haya que denunciar,
no he de parame a pensar
si causa risa o espanto
yo canto por lo que canto
no por quien me ha de pagar.
Mi voz clama en el desierto
pero es la voz de la tierra,
la voz de un pueblo que ruge
entre tormentas de arena,
que no le teme al siroco
ni al escorpión ni a la hiena
que lucha por sus derechos
que exige justicia y templa
el filo de sus aceros
para ensartar a la fieras
que quieren robarle el agua,
arrojarlo de sus nidos
y convertir sus oasis
en puiticlubs y casinos.
Poetas tiene el sistema
que les regale el oído
que yo no vendo mi trino
por un puñado de alpiste
Y empuño mi verso en ristre
contra felones y esbirros
por defender a esos niños
que mendigan por las calles.
¡Trúhanes del tres al cuarto¡
no he de venderos mi canto,
no me he de vender jamás,
si encadenasteis mi cuerpo f
ruto del alma es mi verso
y nunca vuestro será.