No quiero escribir
sin saber de mí.
Y, tanto es así,
que he dejado de hacerlo,
sólo por no necesitarlo
en demasía.
Mis culpas marianas, si las tuve,
ya han sido purgadas; mi trituradora
mental, se ha ido al garete
por una famosa estantería.
No, no me gusta en exceso
la escritura, lo siento, amigos,
compadres, y eficientes compañeros.
Los versos son como lianas
donde sujetarse a la vida-.
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