De mañana al despertar,
un imagen de ilusión
desordena el corazón,
y se pierde en un penar.
Cuando los astros se apaguen,
el insondable destino
despejará mi camino
para que mis mitos vaguen.
Y en el vagabundear,
lejos de tu devaneo
de tu voz saldrá un copleo
ocultado a importunar.
Oh! Mohína soledad;
me escoltas sin amainar
¿Cuándo acaba la ventisca
que al amor confisca
donde vuelvo a renovar?
¡De nuevo al nunca jamás!