Edel Vicente González Pérez

Cada mañana

 

De mañana al despertar,

un imagen de ilusión

desordena el corazón,

y se pierde en un penar.

 

Cuando los astros se apaguen,

el insondable destino

despejará mi camino

para que mis mitos vaguen.

 

Y en el vagabundear,

lejos de tu devaneo

de tu voz saldrá un copleo

ocultado a importunar.

 

Oh! Mohína soledad;

me escoltas sin amainar

¿Cuándo acaba la ventisca

que al amor confisca

donde vuelvo a renovar?

¡De nuevo al nunca jamás!