Se ha astillado mi alma, en el arcano sueño de tu mirada
En esta manía de concebirte inocente, angelical
Mirándote, entre las fisuras de mi edad
Delineando tu rostro, embellecido, con la claridad plenilunar de tu sonrisa
Se ha astillado mi memoria, alucinándote, sin nombre
Tan solo tu figura sobre la añeja pared
Enmarcada entre luces y fuegos
Entre cantos de aves enamoradas
Se ha astillado mi hombría, en el delirio tétrico de amar tu sombra
Palideciendo, desgarrando mi afecto,
en la ausencia cruel de tu mirada
entre la lluvia tenue que me acompaña
Se ha astillado la vida, entre el fuego ingrato del abandono
Convirtiéndonos en fantasmas, devastados, sin esperanza
En huesos que vagan, entre el pavor y lagrimas
Pero la sombra no muere, como muere el alma