Que paz poder mirar el cielo
celebrar la belleza del día
escuchar el arrullo sereno
del palmar allá en la lejanía.
Ese paso del sol, de pasión encendido
madurando al andar la serranía,
absortos escuchar la sinfonía
del ave que en su canto besa el alma.
Intima comunión que trae la calma
al abrazo de la naturaleza toda
Y comprender que somos un pedazo
del magnifico lienzo que atesora.
Hoy no es ayer, ni será mañana,
pues la exclusividad de cada instante
marca su paso en la piel y el alma,
un día mas y uno menos acaso.
Que paz poder decir tu nombre,
ese que llanto y pena han borrado
rojo clavel en mi jardín florido
aroma que se queda aquí a mi lado.
Verde azul de las aguas majestuosas,
suave oleaje encrespado, melodía,
que trae tu velero mansamente
a guarecerse justo en mi bahía.