Sintiendo la brisa en mi rostro,
fría y suelta, me alzo a la infinidad
a observar el astrifero cielo, divinidad
mientras la tarde termina y me postro…
Tu inmensidad de amor me envuelve
me encamino a ser guiada por tus ganas
te siento y empapas mi senderos que afanas
y vuelo calmando mi agonía que te absuelve…
Ese amor en tus ojos, ese tú, ese todo,
una palabra, un suspiro, un trinar
te tengo, te siento, te gozo sin alucinar
no voy a soltarte, atados a nuestro modo…
Sin final, tu, yo, nuestras aspiraciones
en constante complicidad, eternidad
dos décadas de amor sin vacilaciones
no es cuento, sino poesía, unidad...