En está primavera quebrada
como alas de pájaro migrante,
me emponzoñaste el alma
sin ver lo que te ofrecí en instantes.
Me dejaste más que solo
duro fue tu juego absurdo
en la calle, en la vida
me tiraste como a un baúl en desuso
Faltan las horas que vivimos,
dulces, fragantes,
tu traición con beso de verdugo
me duele como si antes
me hubieras amado en el Exilio.
Puse lo mejor de mí
soy un mal jugador
mis silencios gritan avasallantes
en la penumbra de un dolido Crepúsculo.
Adiós, me dijiste, hasta nunca,
sin embargo el veneno destiló constante
y heme aquí como una sucia luna solo solo
por haberte querido sin comprobante.