¿Dónde está mi musa que ya el verso no aflora
sin las mieses que lo habían alimentado?
Ya no le alcanza ni el rocío de la aurora,
sólo hay sed de jardín por el sol abrasado
Aquellas pasiones que brotaron de mi alma
encarrilaron un tren de humildes poemas,
los leo, los corrijo, los beso con calma,
y en ellos difundo mis dichas y mis penas.
Mis versos han sido por amor inspirados,
o quizás en ocasiones, por la nostalgia,
o la melancolía hacia los más amados,
y por la soledad que marca la distancia.
Ellos son los partos de mi ego soñador
creados por mí como, brotes de jazmín,
llenan mi vida de ilusiones y de amor,
en los pródigos amaneceres, sin fin.