En la orilla de mi memoria,
brilla el mar de tu sed remota.
Recuerdos de mi ayer dormidos,
resbalan en la arena y brotan.
Aquí te esperará mi sombra terca,
ávida de este mar, que te enamora.
Embarcaré mi amor con la marea,
en un descenso de espumosas olas.
Como brisa del aire irá mi cuerpo,
irá mi corazón hasta la costa.
Como nave flotando en el vacío,
y mi alma yaciendo entre las rocas.
¡Por esa orilla Dios! por esa orilla…
peregrina de amor, amor de auroras
De luz de libertad, de águila en vuelo,
de caricias y pálidas corolas.
Rozando destellos cegadores,
veo tus huellas de noche presurosa.
Por el mar, la luna y las estrellas,
campos henchidos de amapolas.
Iré hasta ti, al alba y al asalto,
con una flota azul de gaviotas.
Por los bosques y los caminos,
para al fin, llegar hasta tu sombra.