Autor: Nauro Torres
2.020
D.R.A.
Tus ojos son tu gracia;
ventana de tu alma, son;
lámpara de tu cuerpo, brillan.
Atraen sin proponértelo;
hipnotizan y dejan sin resuello;
magnetizan y atalayan;
someten e indagan.
Bajo la sombrilla de tu pelo dorado
tus ojos incisivos desviaron mis miradas
y en las pecas de tu rostro
encontré la belleza de cara.
Tu nariz ancha y gacha
cual escudo protector
me empujó a la cueva
de tus labios.
Aristas incinuosas y sensuales
con aroma de avellanas
tus cafés ojos me postraron
y de rodillas, peregrinando estoy.
Distante y ausente estas;
en brazos de otro, duermes;
y él, succiona el aroma del café
y contempla plácido
tus ojos de avellana.
Tus pecas cual penumbra
persisten en el espejo del tiempo
a la espera que la neblina del pasado
anuncie un amanecer, cual hoja blanca.
Y volver a escribir un par de versos
cargados de esperanzas
esperando al mañanero sol
que convierta los fríos recuerdos
en llamas que aviven el mañana.