Miro al firmamento
y sé que estás pensando en mí;
sin palabras, se consumen los labios;
no temo al tiempo ni a la distancia
porque te siento tan cerca amándome,
latiendo fuerte en mi corazón,
viviendo apacible en mi alma
y escondiéndote en mi mente,
como esa rutilante estrella
que me arroba cada amanecer.
Podría haber dejado de amarte,
pero es algo que no me compete;
las luces me recuerdan el brillo
de tus ojos, mientras absorta
en el rasgueo de las cuerdas,
me anego en tu dulce latir.
Danza mi corazón de alegría
por este amor tan sobrenatural
que solo es tan tuyo y tan mío,
tan de nosotros que lo resguardo
entre espadas y rocas como
mi gran diamante sin igual.