Llamamos civilización a esa dama vieja
que por tanto bajar
los escalones del tiempo
lleva todo lo inusitado del dolor:
ojos rojos por las guerras frías,
bata negra,como una bóveda en luto.
No podemos creer el aspecto del cielo
no podemos creer
los pinos blancos que no crecen.
Se turnan apretujados
los astros en el cielo.
El sonido nos hiere
nos hiere el silencio,
el silencio de saber que vivimos
sobre la tumba de Dios.