Soledad, tú qué acojes al herido y abandonado
Señora, tú fiel compañera de la tristeza y dolor
Dueña del camino al olvido, guía del desamor
Señora, tú destinada a ser mi única amiga y confidente
Como me dueles, como me hieres, como me destruyes
Como te temo, como intento huir de ti ... como vuelvo
Siempre vuelvo a ti, cada noche, cada momento de dolor
Me acojes en tus fríos brazos para hundirme en tristeza y llanto
Me alejas de todo y todos convenciendome sanar
Creyendo cada mentira que puedas pronunciar
Yo sin pensar me dejó guiar, a ti, mi vicio, mi maldición
A ti cruel y despiadada alimentada por mi aflicción
Se cuanto te desprecio, se cuanto daño me causas
Se como te deleitará verme ilusionado nuevamente
Para así poder beber de nuevo mis penas gota a gota
Saboreando cada mentira que enamorado creí
Señora, tú que sin piedad me muestras la realidad
Señora, tú reveladora de la más cruel e impactante verdad
Soledad, hoy ... me desvío de tu sendero, te abandono
Me guía ahora un nuevo amor cálido y lleno de color
Se que te regocija pensar cuando volveré a caer
Se que esperas con ansías volver a beber mis lágrimas
Se que esperas en cada madrugada para llenarme de dolor
Se que gozarás con mi regresar y no puedes esperar
Pero ahora eso no importa, ha llegado esta mujer
Alguien en quien creer, capaz de reencender mi alma fría
Descongelando cada sentimiento que creía perdido
Iluminando mis ojos, acelerando mi corazón y sanando mi alma
Permitiéndome olvidarme de tú fiel pero dolorosa compañia
Ilusionado este crebrado corazón con una historia
Alejado de ti, sin dolor y desolación, sin miedo
Olvidándome de ti, señora, compañera ... Mi antigua guía