Emanas un perfume que disfruto
al paso corporal de tu fragancia
y yendo tras su vuelo, en cada estancia,
mi olfato lo respira con pudor.
Tu bálsamo es almizcle femenino
y efluvios de su aroma yo te inhalo,
magnífica loción de ese regalo
que fluye, natural, con tu dulzor.
Desprendes tus bondades por un aire
celoso de la esencia que me exhalas,
partículas de olores que son galas
de toda tu ambrosía al caminar.
Abduces a mi ser al Paraíso
con néctares selectos que transpiras
y unidos a los sueños que me inspiras
te ensalzan como diosa de mi altar.