Los muertos se trasladan... a un lugar
en donde nada se siente
(y si lo hicieran,
no lo pueden manifestar).
Son tan sumisos,
tan enfermizos,
que a nadie responden
las condolencias.
Son invulnerables
al qué dirán
y a ellos ya nada
les viene o va.
Permanecen
con su gesto fruncido,
sin saludar a sus amores
ni a sus amigos.
Dejaron a un lado
las discriminaciones
y de nadie aceptan
... adulaciones.
En dos palabras:
son ecuánimes (con los vivos)
e indiferentes (con sus vecinos).
xE.C.