Resultas, a mis ojos, absoluta
total y prioritaria de atención
y plácido, contigo, así disfruta
dichoso mi exultante corazón.
Feliz y alborozado se transmuta
mostrándote mi entera devoción
queriendo degustar la tierna fruta
que guarda tus semillas de pasión.
Permíteme, cariño, que te abrace
y aspire por tu cuello ese perfume
que tuyo es, para mí, tan necesario.
Lo busco tras la nuca en donde nace
e innata, su fragancia, me consume
ansiándola, real, mi imaginario.