walter rafael aguero gomez

Eres rayo de luna.

La oscuridad

llegó vestida de tristeza,

cubrió con delicadeza mi cuerpo.

La luna

dejó escapar una débil claridad;

ella,

es la tierna visitante

de mis nocturnos momentos,

es la celestina

de mis ocultas vivencias,

que deja al descubierto mi realidad.

Momento trascendente

que hace volar mi pensamiento,

atormentado viajero

que trae con dolor mi soledad.

Esperando

en el último rincón del cosmos,

observé el astro nocturno

colgado en el sitio de siempre,

mostrándome aquel espacio

fatigado de transitar

para evadir mi confusión.

Suspendido en el tiempo,

comprendí el propósito de la vida,

el amar sin límites,

el entregarte envuelto en la esperanza

de recibir la recompensa esperada,

tu amor.

Sigiloso llegó el sol,

mientras la noche escapaba

con mi insomnio.

Su luz,

abrió mi mente

mostrándome mi búsqueda;

con su eterna alegría

me invitó a reencontrarme,

a liberarme de la monotonía esclavizante,

a escapar del cansancio

de lo cotidiano,

a romper los convencionalismos,

a vivir el desorden

para aclarar el orden de mis deseos.

Así,

encajé las piezas rotas

de mi ser interno.

En mis agotados pies

volví seguro hacia tu ruta;

atrás quedó,

el camino determinado por la culpa.

Ahora,

mi vaso se desborda

de lo llenado por ti,

amar con locura.

De inmediato,

nos vestimos de valor;

cruzamos la senda escogida,

recogimos los aprendizajes

que construyen el tesoro

de nuestra maravillosa maestría.

El espíritu nos guía,

nos invita a no rendirnos...