Y pensar que tu obcecado numen
no procesa las señales de los tiempos
e insistes en tapar el sol con un dedo.
Y fuiste anuente cuando debiste ser renuente,
tu incuria prohijó venalidades
que hoy tu máxima creación resiente.
Nunca oiste la voz de los sencillos,
sólo los cantos de eruptantes sabios
que te vendieron falacias relucientes.
A que perder el tiempo con los tontos?,
o los incáutos sin luces en sus testas
si te sobran creadores de portentos?
No importa el costo, si monedas a tus arcas
en cadencioso son van engordando
un mañana de plácidos ensueños.
Más hoy el cielo se oscurece,
y mil rayos de lóbregos presagios
la insensatez desnudan de tu mente.
Y es que hay leyes que son inexorables,
en al afán de conquistar estrellas,
no es pisoteando valores inmutables
a cambio de un vil plato de lentejas.
R. Gruger / 6-6-83