Un día de campo es llegar cada vez
A posar las mariposas de mis manos
en el llano recién llovido de tu espalda
bajo los cálidos rayos de tu mirada
libar el exótico elíxir de tus labios
envolverme en el fresco rocío de tus brazos
Llegar a la tierra prometida
Es recorrer juntos una playa solitaria
escalar una pirámide, cruzar un bosque
saber que en sus arenas, en su roca o su verdor
nuestras huellas, nuestra risa y algo más
quedará grabado
una choza, una cueva o hierba seca, da igual
el placer no requiere de fotografías ni testigos
Conocer el limbo es ofrecer mi espacio
flotar a tu lado, fluir contigo
retroceder a la primera infancia
Cuando todo era curiosidad y juego
Cuando el temor se desvanecía
Como humo dispersado por el viento
El último beso siempre es el primero
comprimido para durar así una semana
un mes o el tiempo necesario
tiempo estival de ramas quietas
donde hibernan los latidos en el pecho