Nos quedamos solos con las manos vacías.
Perderte es más de lo que puedo soportar y ya no lo puedo arreglar.
Cierro los ojos y pido un deseo que es el de perderme a mí mismo.
El perderlo todo para así poder olvidarme de ti.
Aunque es inútil.
Ahora siento mis huesos rotos, como partido por la mitad.
Porque había llegado demasiado lejos para volver a empezar.
Juro que lo estuve tratando, juro que lo estoy tratando.
Pero estoy totalmente enfermo de esto, estoy enfermo de dolor y de amor.
Y ahora que lo empeore creo que la \"vergüenza\" es una palabra muy sucia y se queda corta.
Pues en serio estaba tratando de amar, aun lo estaba intentando.
Que tan importante es todo si es que me odias.
Que tan importante es todo lo que hice si aún me tachan de culpable.
Pero en serio estaba tratando de hacerlo bien, aun lo intento.
Pues jure que nunca te dejaría, que nunca te haría daño.
Prometí que nunca te dejaría caer de mis manos.
Y aun por las cosas malas que pienses de mi nada podría cambiar esa promesa.
Una promesa que hice hasta el final de la vida.
Yo nunca quise ser un mentiroso.
Ahora en serio la vergüenza me corta la piel.
Me pide que lo olvide que, si no te importa, entonces a mí tampoco.
Aun así preferí morir de pie, que vivir aquí de rodillas otra vez.
Había jurado nunca alejarme de ti.
Y el dolor no será eterno, el odio y el rencor nunca son eternos.
Las verdaderas cosas eternas se nos hacen invisibles e imposibles.
Como lo es el amor.
Y como lo es el olvido.