Serpentean esquivos
los caminos de mi pueblo,
bajan las lomas
y suben los cerros,
transcurren al lado
de los campos sembrados,
de inmensos trigales
como de oro dorados.
Que tranquilidad recorrer camino,
solo escucho el sonar
de la cigarra y los sueños,
los encinares despiertos
y los sauces dormidos,
en la ribera del río
donde descansa el fresco.
Tumbarse en la hierba
descansar tranquilo,
soñando por los esquivos
de mi pueblo sus caminos.